A punto de iniciar la primera cohorte de la nueva Maestría en Sociología Política de la Escuela IDAES de la UNSAM[1], surge la pregunta, como de quien está por entrar a escena: ¿por qué vale la pena hacer Sociología Política, hoy?
En lo que sigue propongo 5 razones, entrelazadas con un cierto diagnóstico del momento que viven nuestras sociedades en general y las ciencias sociales en particular, para entusiasmarse con la Maestría:
1. El mundo vive acelerados procesos de movilización social. Las élites políticas carecen de recursos para dar respuestas o están más preocupadas por resolver la agenda de las élites económicas. Estudiantes, movimientos feministas, colectivos LGBTIQ+, movimientos de trabajadorxs precarixs y de clases medias desestabilizadas conmueven la política a nivel global. Como así también, el espacio público digital cambió buena parte de las lógicas del debate y el involucramiento político.
Los procesos de polarización política y los dilemas frente a la cuestión ambiental trastocan las coordenadas de la politización contemporánea. La sociología política propone una mirada enraizada de la política que conecta, precisamente, los procesos “por abajo” con los procesos “por arriba”, sin tomar como supuesto ni la autonomía completa de las instituciones y sus reglas ni el carácter cerrado del sistema político. Al contrario, la Sociología Política busca restituir la porosidad de la política, su arraigo en la vida cotidiana y su conexión constitutiva con la sociedad, la cultura y la economía. De este modo, intenta llegar a los grandes acontecimientos con conocimiento acumulado en base a un trabajo de largo aliento sobre el funcionamiento real de la vida política.
2. La sociología política asume que problemas complejos no pueden ser abordados con esquemas teóricos simplificadores. Por eso, desde el pluralismo disciplinario, teórico y metodológico, promueve la adquisición de destrezas para la investigación empírica, la innovación conceptual y la reflexividad intelectual que incorporan aportes de la ciencia política y de la antropología, de la historia y de la economía. La Sociología Política es en sí misma una disciplina mestiza.
3. En un contexto de fuerte polarización política y afectiva, lxs académicxs no estamos exentxs de reproducir miradas que celebran nuestras comunidades morales de pertenencia y que propagan miradas estereotipadas del otro.
La Sociología Política recupera la reflexividad de la sociología crítica para evitar reproducir los lugares comunes tranquilizadores de la academia y propone a cambio interrogar a los otros controlando nuestras prenociones al tiempo que tener una mirada menos complaciente con nuestros modos de pensar y de vivir en el mundo. Esto se logra no con una retracción sino con un involucramiento más firme en el espacio público, como lo hacen desde años nuestros docentes en la revista Anfibia y otros espacios, discutiendo lugares comunes a partir de evidencia. Por eso, el programa de la Maestría aspira a reunir interesadxs en entrenar una mirada sensible a los matices del mundo político y sus actores, evitar la reproducción de lugares comunes y a la vez mantener un compromiso con su tiempo.
4. La Sociología Política se nutre de discusiones conceptuales pero también de construcción creativa de información empírica. Para ello, nuestra Maestría identifica cuatro nudos temáticos centrales de relevancia actual que constituyen los cuatro seminarios centrales del programa: